09 septiembre 2010

EL CLIMA DE LA TIERRA. CICLO DEL CARBONATO-SILICATO

El clima de la Tierra es el ideal para la vida. La Tierra goza de una temperatura media de 15ºC, además contiene agua en superficie, fundamental para la vida.

Foto: La Esfera azul . Fotografía de la tierra vista desde la nave espacial Apollo 17 a una distancia de 45.000 kilómetros. 7/12/1972
El clima moderado del que goza la Tierra es gracias a un proceso que se denomina Ciclo Geoquímico del Carbonato-Silicato. Es un mecanismo cíclico que consiste básicamente en que cuando la superficie de la Tierra se enfría aumenta el dióxido de carbono y cuando se calienta disminuye. En virtud a ésto la Tierra siempre ha gozado de un clima moderado.

El éxito de este mecanismo es que el dióxido de carbono es un gas “invernadero”, es decir, permite el paso de la radiación solar a través de él, pero absorbe la radiación infrarroja del planeta, remitiendo ese parte de ese calor a la superficie terrestre.


Cuando se formó el Sistema Solar el Sol era más débil, su intensidad ha ido aumentando con el tiempo. Si la atmósfera de entonces hubiera tenido la misma composición que la actual la Tierra hubiera estado cubierta de hielo hasta hace 2.000 millones de años, sin embargo el planeta no se congeló (las rocas sedimentarias demuestran que la Tierra ha tenido océanos desde hace 3.800 millones de años) porque la atmósfera ha ido cambiando con el transcurso del tiempo gracias al dióxido de carbono (CO2).

Ésto se debe al ya mencionado Ciclo del Carbonato-Silicato, que consiste en lo siguiente:

En la atmósfera el CO2 se disuelve con el agua y forma ácido carbónico. La lluvia, por la acción de éste ácido, erosiona las rocas que contienen minerales de calcio y silicatos; ese ácido carbónico provoca una reacción química que hace que se liberen iones de calcio y de bicarbonato en el agua contenida en el suelo, agua que va a parar al océano donde el plancton y otros organismos secuestran esos iones para formar sus caparazones y esqueletos, de manera que cuando mueren se depositan en el fondo (en zonas poco profundas y arrecifes coralinos), donde forman sedimentos carbonatados. Con el tiempo ese fondo se expande hasta los márgenes continentales, se desliza bajo los continentes y se hunde hacia el interior de la Tierra, donde quedan sometidos a elevadas temperaturas y presiones; éstas reaccionan generando rocas metamórficas y liberando CO2, que por medio de fisuras en el fondo del océano o de erupciones volcánicas vuelve de nuevo a la atmósfera.

A partir de ésto podemos entender que las variaciones superficiales del planeta afectan a la proporción de CO2 atmosférico y ésta al calentamiento por efecto invernadero. El mecanismo es el siguiente: cuando la temperatura de la superficie desciende lo hace también la del océano, produciéndose por tanto menos evaporación, entonces habrá menos vapor de agua, menos lluvia y menos erosión, descendiendo así la velocidad con la que el CO2 abandona la atmósfera, es decir, habrá una acumulación del gas en la atmósfera, que conlleva un incremento en el calentamiento por invernadero y por tanto un aumento de las temperaturas superficiales. Sin embargo, cuando la temperatura de la superficie es alta aumenta la velocidad de evaporación, también la lluvia y la erosión, reduciéndose el calentamiento por invernadero y por tanto la temperatura de la superficie de la Tierra.

Si los océanos se helaran por completo desaparecerían las lluvias y se acumularía CO2 en la atmósfera; con el tiempo se alcanzaría la presión de un bar de CO2, suficiente para elevar la temperatura 50ºC, fundiendo los hielos y restableciendo las condiciones moderadas.

Debemos tener en cuenta también el papel de las plantas, que cuando mueren depositan carbono orgánico en los sedimentos que cuando reacciona con el oxígeno de la lluvia genera CO2.

En definitiva, el ciclo carbonato-silicato actúa a largo plazo como un regulador del clima de la Tierra, impidiendo que una glaciación total sea persistente o que un incremento del CO2 desemboque en un aumento descontrolado de la temperatura. El ciclo se mantiene gracias a la abundancia de agua en la Tierra, la erosión, la actividad tectónica y el vulcanismo.


El almacenamiento del carbono en los depósitos fósiles supone en la práctica una rebaja de los niveles atmosféricos de dióxido de carbono. Si éstos depósitos se liberan, como se viene haciendo desde tiempo inmemorial con el carbón, o más recientemente con el petróleo y el gas natural, el ciclo se ve alterado ya que aumenta la cantidad de CO2 atmosférico, agravado más aún porque si las posibilidades de reciclado del mismo se reducen al disminuir la masa boscosa y vegetal.

La explotación de combustibles fósiles para sustentar las actividades industriales y de transporte (junto con la deforestación) es hoy día una de las mayores agresiones que sufre el planeta, con las consecuencias por todos conocidas: cambio climático (por el efecto invernadero), desertización, etc.





30 agosto 2010

LA LAGUNA DE LA JANDA, LA MÁS GRANDE

Recuerdo a mi padre contándome que cuando llegó a Cádiz, allá por los sesenta, estaban desecando la laguna de la Janda. En mis numerosos viajes hacia Algeciras, por la carretera N-340, pude comprobar la existencia de los canales de desagüe que posibilitaron su desaparición y no podía dejar de pensar lo espectacular que debió haber sido esa gran llanura encharcada, ahora ocupada por campos de cultivo y parques eólicos (cada vez más numerosos).

La laguna de la Janda, actualmente desaparecida, fue durante años la más grande de la Península Ibérica. Se localizaba al sur de la provincia de Cádiz, concretamente sobre los actuales municipios de Medina Sidonia, Benalup-Casas Viejas, Vejer de la frontera, Barbate y Tarifa. Se ubicaba al norte de la N-340, entre Vejer y Tahivilla (Tarifa).


Mapa: http://www.lagunalajanda.org/

Esta laguna se configuraba como uno de los ecosistemas fluviales más ricos y y diversos de Europa, donde un clima benigno, la abundante caza y la fertilidad del valle del río Barbate hicieron de la zona un hábitat idóneo para las migraciones humanas que se adentraban a la Península por el Estrecho (algunos estudios demuestran un poblamiento humano desde el Pleistoceno).

De carácter endorreico, se situaba sobre una depresión de origen tectónico y ocupaba una extensión de algo más de 4.000 hectáreas. Era fruto de los ríos Barbate, Celemín, Almodóvar y otros arroyos menores. En los años de abundantes lluvias la depresión se inundaba formando un único humedal que podía abarcar los 50 Km² de extensión; en años más secos se disgregaba y se descomponía en una serie de lagunas (Rehuelga, Espartinas, Cabrahigos, Alcalá, Jandilla, El Torero, Tapatanilla y la Haba), entre las que destacaba la de La Janda por ser la más extensa.


Foto: Miguel Perea (http://www.tarifaweb.com)

A pesar de su gran extensión, fue una laguna somera, donde no se superaban los 3 metros de profundidad, y en la que destacaba una densa cobertura vegetal. Ésto, unido a su situación (sur de Europa), la convertían en un paso obligado y zona de descanso para millones de aves en la ruta migratoria entre África y Europa a través del Estrecho de Gibraltar. No obstante, otras residían y se reproducían en ella, muchas actualmente desaparecidas o muy escasas, como la grulla común, la focha cornuda, el avetoro, el morito, el águila imperial ibérica, la lechuza mora o el torillo andaluz.


Segando Castañuelas. Foto: http://historiacasasviejas.blogspot.com/

Su importancia es testimoniada por las numerosas pinturas rupestres (hasta 570) que encontramos en la zona y que representan numerosas aves como grullas, flamencos, avutardas, cisnes..., entre otros animales y figuras humanas.

Pese a todo, la desecación de la laguna se planeaba ya en el siglo XIX. En el siglo XX se redacta el primer proyecto y en 1936 se presenta de forma oficial el “Proyecto de desecación, saneamiento y colmatación de las Lagunas del Barbate”. Pero no sería hasta la década de los sesenta cuando se procede a su desecación total, siguiendo la línea de las grandes obras faraónicas tan comunes durante la dictadura franquista. Se justifica por razones sanitarias y agrícolas.


Años cincuenta. Foto: http://www.lagunalajanda.org

Para ello se instalan canales de desagüe y presas en los ríos Almodóvar, Celemín y Barbate. Conforme se desecaba la zona numerosas especies que veían alterado su hábitat fueron desapareciendo, como la avutarda o la grulla.

La gran llanura encharcada ha sido sustituida por suelo agrícola. Sin embargo, y nunca mejor dicho, “las aguas vuelven a su cauce” y en los años excepcionalmente lluviosos, como este último, se crea una lámina de agua que coincide en gran parte con los límites de los que fuera el humedal, lo que favorece que muchas especies de regresen y alimentan la ilusión de que su regeneración tal vez podría ser viable.

Zona inundada en la actualidad tras abundantes lluvias. Foto: Birgit Kremer (http://www.iberia-natur.com)

Zona inundada en la actualidad tras abundantes lluvias. Foto: Birgit Kremer (http://www.iberia-natur.com/)
Pese a la catástrofe ecológica, la zona sigue poseyendo un gran valor ornitológico, de hecho Birdlife International ha incluido la zona en su lista de áreas importantes para las aves (IBA´s) en España. Sin embargo carece de figuras legales de protección por parte de las administraciones competentes.
 

Foto: Todor Todorov. http://www.fotonatura.org/

Entre otras, destaca la Asociación Amigos de la laguna de La Janda, creada para promover la regeneración de la laguna (http://www.lagunalajanda.org/). Por otro lado existe un proyecto de la Consejería de Medio Ambiente, “Restauración de humedales de la laguna de La Janda” (2003), cuyo título genera confusión porque simplemente plantea la reintroducción de especies autóctonas y la restauración de pequeñas zonas lagunares que no hayan sufrido una transformación intensa. Por tanto, nada que ver con la denominación del proyecto. Además, de esto hace ya 7 años y las restauraciones de zonas lagunares brillan por su ausencia. Sin embargo, y paradójicamente, 30 años después de la finalización de las obras de desecación, se siguen realizando nuevos desagües en la zona (año 2003).

Foto: http://www.nodo50.org

23 agosto 2010

PAíSES DEL MUNDO

Un poco de humor.

¿Nos cuesta localizar los países en el mapa? Pues nada, aquí tenemos la solución.




Gentileza de mi esposo.

22 agosto 2010

¿LAURISILVA EN EL PARQUE NATURAL DE LOS ALCORNOCALES?

El Parque Natural de Los Alcornocales, con sus 167.767 hectáreas, acoge el mayor alcornocal de España y uno de los más grandes del mundo. Se localiza al este de la provincia de Cádiz y al oeste de la de Málaga y se extiende desde el sur del Parque Natural Sierra de Grazalema hasta la costa de Tarifa, donde se une a otro espacio protegido, el Parque Natural del Estrecho.


Uno de sus principales valores es el estado de conservación del propio alcornocal. El alcornoque es un árbol típico de la cuenca mediterránea que ha adquirido adaptaciones singulares para sobrevivir al clima mediterráneo (raíces profundas para captar agua con más facilidad, hojas con cutícula dura para evitar el exceso de transpiración y una corteza de corcho que lo protege contra el fuego); aparece mezclado en ocasiones con acebuches, quejigos, robles melojos...

Pero de este bosque ya nos ocuparemos en otro momento. Lo que me interesa ahora es hablar de la vegetación de sus canutos, otra de las riquezas de la zona.

Los canutos son estrechos valles encajados entre un conjunto de sierras relativamente suaves por los que discurren pequeños arroyos que propician la otra singularidad del Parque y la comunidad vegetal más relevante desde el punto de vista científico; se trata de un bosque de galería de tipo subtropical o laurisilva, vegetación relicta que ocupaba durante el Terciario la mayor parte del centro y sur de Europa. Está formado por laurel, rododendro, avellanillo, durillo, aliso, acebo y helecho, muy raros en estas latitudes.

Esto es algo que encontramos en la mayor parte de las publicaciones que hacen referencia a este parque natural, sin embargo, si buscamos información sobre laurisilva esa afirmación queda en entredicho.

La laurisilva (del latín laurus + silva, “bosque de laurel”) es un tipo de bosque subtropical de la Macronésica (Archipiélagos del Atlántico Norte más o menos cercanos al continente africano: Azores, Cabo Verde Canarias, Madeira e Islas Salvajes), que se caracteriza por una alta incidencia de nubosidad superficial. Estos bosques suelen desarrollarse preferentemente alrededor de montañas, donde la humedad introducida por las nubes en formación queda retenida, lo que propicia una abundante cobertura de musgos y vegetación.



Fotos: Laurisilva canaria


Este bosque se extendía durante la Era Terciaria por una amplia zona de la cuenca del Mediterráneo. Posteriormente, las glaciaciones que tuvieron lugar a finales de dicho período y durante buena parte del Cuaternario fueron desplazando la laurisilva hacia regiones más templadas del sur, donde las condiciones eran más propicias para su supervivencia, asentándose de este modo en el norte de África.

Al concluir las glaciaciones comenzó la extensión de los desiertos en África septentrional, por lo que este tipo de bosque quedó reducido a aquellas áreas que actúan como bordes entre la zona templada y la tropical.

Está formado por árboles laurifolios de diversas familias, como el loro o laurel (Laurus azorica), el viñátigo (Persea indica), el barbuzano (Apollonias barbujana), el til o tilo (Ocotea foetens), el palo blanco (Picconia excelsa), el mocán (Visnea mocanera), el naranjero salvaje (Ilex perado subsp. Platyphylla), el aderno (Heberdenia excelsa), el madroño (Arbutus canariensis), etc.; algunas lianas, como la gibalbera (Semele androgyna), la hiedra (Hedera helix); zarzaparrillas (Smilax sp.), el corregüelón de monte (Convolvulus canariensis); helechos y abundantes hongos, musgos y líquenes, principalmente sobre las ramas de los árboles. Ciertos árboles, como la faya (Myrica faya), el brezo (Erica arborea), el acebiño (Ilex canariensis) y el laurel constituyen, en buena medida, la matriz en la que se intercalan otras especies.

Actualmente, los bosques de laurisilva se encuentran, como hemos dicho, en los archipiélagos de la Macaronesia. Fuera de dichos archipiélagos, en otras zonas templadas-cálidas y húmedas del planeta, existen bosques con características un poco afines, como es el caso del Mediterráneo, donde sólo quedan algunos bosques que tienen vagas semejanzas con la laurisilva que albergó antaño, destacando el caso de los canutos en Los Alcornocales, donde la presencia del laurel mediterráneo (laurus nobilis) proporciona esa similitud por su parecido al laurel canario (laurus azorica), de hecho no comparten casi ninguna especie propia de la laurisilva.

La vegetación de los canutos presenta una gran variedad florística. En su interior predomina un microclima oceánico húmedo que ha permitido la existencia de especies relictas como Ilex aquifolium y Rhododendrom ponticum subsp. baeticum, arbusto, este último, relicto terciario que sólo se conserva fuera de estas sierras en algunos puntos del sur de Portugal. Los rododendros u ojaranzos tapizan en muchas ocasiones el cauce dando un aspecto enmarañado sobrepasando los pies varios metros de altura. Asimismo hay que destacar en el interior de los bosques de ribera y cursos de agua la presencia de numerosos pteridófitos (hasta 41 taxones han sido reseñados) como Asplenium obovatum subsp. ovobatum, Christella dentata, con una única población conocida, Vandenboschia speciosa de frondes translúcidos, Culcita macrocarpa, el gigante de los helechos del Parque Natural y por ello de toda Europa, que puede alcanzar los tres metros de longitud, y Psilotum nudum, auténtico fósil viviente que no pertenece al grupo de los helechos sino al de los Psilófitos, similares a los primeros cormófitos que colonizaron tierra firme que aparece en las fisuras de las areniscas. Dryopteris guanchica se considera extinto puesto que no se ha vuelto a recolectar desde 1851. Todos ellos confieren al área una riqueza geobotánica de valor inestimable que relaciona estas laurisilvas ibéricas con las de las islas Canarias y la Región Macaronésica en general.




Fotos: Canutos gaditanos.

Por tanto podemos valorar su semejanza y riqueza natural, pero ¿laurislva....?

http://web.me.com/macduro/serdealcornocales/Blog/Blog.html http://www.cadiz-interior.com/ http://www.youtube.com/watch?v=gjNngX4nAFg&feature=player_embedded http://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/contenidoExterno/Pub_revistama/revista_ma46/ma46_58.html http://bo.kalipedia.com/
http://www.trekearth.com/gallery/Europe/Spain/Canarias/Tenerife/Anaga/photo838819.htm http://www.iescasasviejas.net/
http://franquisouto.blogspot.com/2010/05/el-canuto-del-montero.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Laurisilva

11 julio 2010

¿TIENE ESPERANZA LA TIERRA?

Cuando a mi hijo de 6 años le explico que debemos cuidar el entorno siempre le digo que la Tierra está enferma (algo que tiene ya muy asumido). Curiosamente, hace algún tiempo, encontré un corto animado en el que la Tierra acude al doctor, se encuentra mal. Lo mejor, el diagnóstico (evidente), invita a una reflexión. Me gusta el planteamiento, breve, sencillo y directo.





El corto es obra de Javier Fernández Fañamás, y fue presentado al 2º Concurso Internacional de Cortos On Line por la cultura de la Sostenibilidad, cuya temática fue la salud ambiental del planeta. Año 2007.